miércoles, 27 de abril de 2011

Uno de los deseos más profundos que poseen los seres humanos es el de ser únicos, exclusivos. Ya desde los primeros años de vida se exige el amor exclusivo de la madre. Cuando en una relación se siente que el amor de la persona amada le ha sido quitado o está en peligro de serlo por una tercera persona, los celos aparecen.

Los celos son una de las emociones naturales en nuestra sociedad, como el odio o el amor, pero los éstos pueden poseer rasgos negativos como positivos. Debido a que se tiende a percibir a los celos normales como una muestra de afecto por parte de la persona amada, una justa cantidad de celos sería necesaria. Sin embargo, si en una pareja los celos son permanentes, éstos tienden a desgastar y perturbar la relación afectiva, porque surge el reproche, el reclamo, la exigencia de incondicionalidad hacia el ser querido.

Como parte de la vida amorosa de todos los individuos, los celos son sentimientos que provocan tanto goce como sufrimiento. Barthes, un reconocido semiótico francés, observa que como celosos padecemos cuatro veces:

Por celosos.
Por reprocharnos estar.
Por temer que nuestros celos hieran al otro.
Por dejarnos someter a una nadería.

Otra óptica sobre el fenómeno de los celos es la que propone Bowlby con su teoría del apego. En experiencias realizadas con animales (Harlow, Lorenz, Bowlby), se determinó que el apego que éstos manifestaban por sus madres no estaban basados en la necesidad de alimentación sino en la de seguridad.

Bowlby estudio ésto en los seres humanos y postuló que en ellos se conserva la tendencia a una figura de apego durante toda la vida. Esta teoría ha ido afirmándose en las ultimas dos décadas, y a la que se han adherido importantes profesionales de la psicología. La madre, figura de apego inicial, puede ser sustituida por otra persona, por ejemplo, la pareja.

Si adherimos a esta teoría, los celos serían la emoción que manifiesta la ansiedad ante la posible pérdida de nuestra necesaria figura de apego, la que nos brindaría seguridad psicológica, (esto puede darse a nivel inconsciente aunque la relación sea controvertida).

De acuerdo a lo expresado, los celos serían una reacción natural ante la posible pérdida de nuestra pareja. Lo que determinará que los celos sean patológicos o normales es su intensidad y el hecho de que se deban a una causa justificada o infundada.

Celos normales


Si se entiende a la captación de la atención de la persona celada como una de las características de los celos, se puede entender que en ciertas situaciones los mismos son necesarios.

En el matrimonio, por ejemplo, este tipo de celos es útil, porque actúa como generador de energía vital en la pareja. Cada uno se esfuerza en mejorar para mantener encendida la llama del amor.

Los celos, como una reacción de alerta ante un bajón amoroso de cualquier miembro de la pareja, son saludables y constructivos.

Otro caso de celos positivos aparece en las personas mayores, en las que actúan como estimulantes favorables del amor. Muchas veces es como una especie de chispa energética que hasta se vuelca en otras actividades productivas, las que por años habían pasado desapercibidas.

Es muy común que se interpreten los celos como expresión de la importancia que tiene un individuo para esa persona. En las parejas recién formadas, uno de los índices para verificar si la otra persona está realmente interesada es la demostración de celos. Es así que la aparición de celos por parte de uno de los miembros de la pareja le hace saber al otro sobre sus sentimientos recíprocos y son concebidos como halagadores.

Celos en la pareja


Los celos forman parte de la relación amorosa. La ilusión que se tiene de ser único y extraordinario en el mundo se esfuma al entrar en escena "un tercero".

La soledad provoca tal angustia que exacerba el miedo de perder a la persona amada. Justamente para contrarrestar esa angustia es que surgen los celos. A su vez, demuestran el dolor que conlleva darse cuenta que uno no es irremplazable.

En una pareja es importante respetar la libertad de cada miembro, su estado anímico y sus necesidades. Cuando en ocasiones uno de los integrantes de la pareja se cree propietario de los sentimientos de él o de ella, entonces, el equilibrio se rompe y aparecen los celos.

El perfil psicológico de la persona que siente celos se relaciona con la baja autoestima y la inseguridad. Estas personas, además de tener reacciones emocionales negativas, tienen necesidades de estimación y demanda continua de aprobación. La persona celosa reclama un sacrificio, desea ser amado incondicionalmente, siendo incapaz de sacrificarse, puesto que suele ser demasiado egoísta y desconfiado. Por estas necesitadas de estimación, suelen demandar constante aprobación.

Cualquier cambio en el contexto de la pareja puede llegar a ser motivo para una reacción de celos en personas. Aparecen pensamientos de engaño y se atiende selectivamente a señales de alerta, creando de esta manera un rival imaginario inexistente. Al no poder controlar estos sentimientos la persona se torna cada vez más insegura e hipervigilante, generando, como consecuencia, reacciones agresivas o "escenas de celos".

A largo plazo, los interrogatorios se vuelven rutina,la persona celosa controla la libertad y movimientos de su pareja y la relación comienza a deteriorarse. La comunicación se ve reducida exclusivamente a las preocupaciones y pensamientos del celoso.

El bienestar de la pareja teñida de celos se va debilitando paulatinamente. En una pareja donde los celos predominan, se presenta la frustración y la pérdida que provocan odio y agresión. Así, llegan cuestionar si realmente existe amor entre los ellos.

James Parr, filósofo existencialista, propone causas y prevenciones de los celos románticos en su libro "Nuevas maneras de amar: cómo la autenticidad transforma las relaciones". En este libro expone su creencia sobre los celos y dice que surgen en una relación amorosa debido a tres factores: comparación, competencia y el temor a ser reemplazado.

Si la persona se vuelve más autónoma y creativa la probabilidad de que los celos se produzcan es menor, ya que la relación entre estos tres factores se torna menos significativa.

Si uno se ama a sí mismo, la comparación con los otros disminuye y cuando la competencia no existe, se es menos vulnerable a sentir celos. Al volverse irremplazable en una relación los celos desaparecen.

Según Parr, la manera básica para prevenir los celos, es volverse una persona única e irremplazable para la persona amada, y para eso, tornarse más auténtico es lo que se necesita. Así, se trasciende el peligro de ser reemplazado por potenciales rivales.

En ocasiones, cuando los celos aparecen, son debido a malinterpretaciones de situaciones ambiguas. En vez de parar a pensar en otras posibles explicaciones, se permite que las emociones inunden el razocinio. Por este motivo, es muy importante tomarse un momento para analizar tanto las impresiones como los pensamientos que atraviesan la mente en situaciones ambiguas.

Señales de alarma

Necesita controlar todos los movimientos de su pareja.
Opina que sos un ingenuo o una ingenua y te pueden engañar.
No le gusta que salgas sólo/a o con tus amigos.
No le gusta que lleves cierto tipo de ropa provocativa.
Sólo te quiere para si.
Arma una escena de celos sin motivos.
Cree saber más sobre usted que usted mismo/a.

Tácticas para evitar los celos

Inténte que se sienta seguro/a de su relación, mostrando lo bien que están juntos, pero sin dar explicaciones de lo que haces constantemente.
Aclare desde el principio cualquier situación que le pueda llevar a crear una sospecha más.
No intente que reconozca que todo lo que le ocurre es por celos.
Explíquele cómo te sientes cada vez que te espía o te interroga.
Preguntale por qué no puede confiar en ti si es que realmente te quiere.

Reflexiones para una persona celosa

Piensa que tu pareja está contigo porque te quiere como eres.
Si tienes amistades, ¿No es lógico que tu pareja también las tenga?
Es importante fomentar aficiones al margen de tu pareja.
Cuando le asalten dudas calmate y luego habla sobre ellas.
No se puede desconfiar de alguien que confía en ti.
Tu pareja es libre de estar a tu lado.
Tu pareja es una persona y no una propiedad.

Distintas manifestaciones de celos

Las distintas escuelas psicológicas tienen diferentes enfoques sobre los celos, según el punto de referencia que tomen para evaluarlos desde el pensar, actuar y sentir del ser humano.
En hombres, con temperamento depresivo, tristes, con problemas en sus relaciones conyugales la reacción de los celos ha de ser depresiva y la tragedia final irá precedida de una gran angustia y de una lucha interna agobiante.

En cambio, en hombres de gran trabajo, acción, responsabilidad, la reacción celosa será activa, dinámica, explosiva, extendida en el espacio y en el tiempo. No se conforman, luchan siempre, pues corren al unísono el sentimiento amoroso y la razón analítica.

A su vez, los tímidos y opacos, sufren para sí, los celos son poco expresivos, aunque padecen mucho daño interior.

Las mujeres y hombres de emociones rápidas, de irritación fácil, de carácter colérico, poseen celos pasionales y terribles, y que suelen esclavizar a la persona amada.

Siente desprecio hacia la mujer que engañan con una mujer más joven. Su autoestima decrece, su orgullo se destruye y en compensación, busca un sustituto joven a quien se le brinda plenamente para tratar de apagar los celos que la angustian y agobian.

Los que padecen de alteraciones hormonales, hombres o mujeres, tienen celos patológicos que pueden ir acompañados de cambios radicales en el carácter y conducta. La glándula que más influye en los estados de celos es la Tiroides. Su disfunción puede traer manifestaciones somáticas: cervicales, genitales, corazón y otros órganos efectores. Son más importantes aún, las alteraciones psíquicas y de comportamiento, con estados de celos muy dinámicos y cambiantes.

Las bruscas descargas hormonales, traen variaciones en el comportamiento sexual, alteraciones en la conducta y sadismo intelectual para con su par.

Delirio celotípico


Los celos tienen una compleja psicopatología, y los celos patológicos se presentan en diversas situaciones, incluyendo la paranoia conyugal (síndrome de Otelo), limitada al delirio de celos que involucra a la pareja.

El delirio es una radical modificación de las relaciones del individuo con la realidad que se debe a creencias inamovibles que provocan una alienación de su Yo, es decir, que la persona se despoja de su anterior personalidad.

Este trastorno afecta la concepción del mundo que tiene la persona implicada en su noción del YO. El Yo esta vinculado a su "mundo" de una manera en particular, representando así la construcción de la realidad y su manera de desenvolverse en la misma. El Yo del sujeto elabora sistemáticamente los valores de realidad que lo vinculan con el mundo. Esta ligazón esta constituida por las creencias, que son las que le asignan significado a todos los fenómenos del mundo y su grado de realidad para el Yo.

El delirio es la inversión de las relaciones de la realidad del Yo con su mundo, mientras que las ideas delirantes son temas que trastocan las relaciones del Yo con su mundo. En el caso de los celos, la relación que se produce es la de retracción del Yo, por frustración, ya que el Yo pierde su unidad, intimidad y su dominio del pensamiento.

En el delirio celotípico lo que sucede es que el sujeto transforma la situación de la relación amorosa en una situación triangular. El tercero introducido es un rival sobre el que se proyecta resentimiento y odio, acumulados por las frustraciones que ha sufrido o sufre el delirante celoso, que se siente burlado y abandonado.

Así la persona se torna hipervigilante, y tiene que sondear sentimientos, descubrir intenciones y desbaratar artimañas de su pareja. Generalmente, es mediante las encuestas y su propia reflexión que la persona delirante "esclarece" el misterio y llega a una "verdad", absoluta para él.

Cuando el delirio celotípico se ha formado, se sistematizan "pruebas", "pseudocomprobaciones", "falsos recuerdos", interpretaciones delirantes, de ilusiones, de la percepción, y de la memoria.

La angustia del paciente por delirios sobre la infidelidad de su esposa/o se convierte fácilmente en ira. La persona puede hacer de forma incesante acusaciones, espiar o seguir a su esposa/o, y malinterpretar acciones simples, como la forma en que se cierra una cortina como un mensaje al amante. Puede requerir la confesión de forma constante, asegurando el perdón. La agresión física es un peligro real.

En personas con problemas relacionados con el alcohol, la presencia de delirio celotípico es muy común. Las dudas y sospechas patológicas con respecto a la fidelidad de la pareja son utilizadas como excusas para explicar la dependencia al alcohol.

La conducta alcohólica interactúa de una manera especial con los celos. Durante la intoxicación, las sospechas son ligeras y transitorias, mientras que durante la abstinencia, persisten las convicciones firmes, que en ocasiones, tales acusaciones, pueden acompañarse con violencia.

Aunque la impotencia sexual y la disminución del deseo sexual son efectos del consumo excesivo de alcohol, en personas alcohólicas con celotipia, estos fenómenos son interpretados de otra manera. Por ejemplo, se le puede atribuir la frialdad propia, efecto del alcohol en exceso, a una falta de interés sexual por parte de la pareja, porque obtuvo satisfacción sexual con otra persona. A su vez, un individuo que consume alcohol en exceso que tiene impotencia puede sospechar que su pareja está buscando tener relaciones sexuales con otra persona.